En los mercados financieros y por ende en los mercados de seguros, se conoce el concepto de “riesgo moral” como aquella situación en que una persona asume más riesgo del que normalmente asumiría, porque hay otro que “paga la cuenta”. Esta definición, atribuída a Paul Krugman, premio Nobel de Economía 2008, nos informa de cómo los individuos asumen en sus decisiones mayores riesgos cuando las posibles consecuencias negativas de sus actos no son asumidas por ellos, sino por un tercero
La existencia del contrato de seguros genera la presencia del riesgo moral, en la medida en la que el tomador se ve incentivado a asumir riesgos que no habría asumido sin la formalización del contrato.
Analicemos la siguiente situación:
Una familia en automóvil, maneja el padre.
La madre mira por la ventanilla y descubre nubes amenazadoras. Dice: “Apúrate por favor, se viene el granizo!”.
El padre contesta: “Tranquila, tengo seguro…”
Queda muy claro que tal vez, sin un seguro, otra hubiera sido la actitud del asegurado. Podría haberse detenido y resguardado de un eventual daño a su vehículo, que iba a tener que pagar él. Pero teniendo un buen seguro, podemos continuar viaje y si pasa algo…¡paga la Compañía!
Esta actitud del asegurado no es visible para el asegurador. Por esta razón también se considera que el riesgo moral proviene de la incapacidad de las compañías de observar las decisiones de asumir riesgos de sus asegurados.
En el ejemplo dado, el individuo que contrata un seguro se convierte en alguien menos cuidadoso que si no estuviera asegurado.
Dado que el nivel de riqueza del Asegurado no varía si sucede o no un siniestro, éste no percibe los costos y beneficios de la prevención. De la misma forma, como el comportamiento del Asegurado no puede ser detectado o conocido por el Asegurador, esto impide que las compañías de seguros fijen la prima de acuerdo con el riesgo real asumido, por lo que los clientes con menos propensión al riesgo (aquellos que tiene un comportamiento de no asumir riesgos innecesarios) terminan pagando un costo mayor a la prima pura de riesgo, dada la dificultad de las compañías de reconocerlos. ( en el ejemplo, son aquellos que aún cuando compran un seguro, además realizan prevención, por ejemplo deteniendo y protegiendo el vehículo).
En resumen, el riesgo moral que genera el contrato de seguros produce un aumento en la frecuencia de siniestros y un valor de la prima mayor.
Por esta razón, para mantener contratos de seguros con primas razonables, diríamos nosotros “equitativas”, es importante tratar de eliminar o por lo menos atemperar el riesgo moral inherente al contrato.
Las Compañías de seguros deben evitar que sus productos agreguen mas “riesgo moral” del que de por sí genera un contrato de este tipo.
Las propia legislación del seguro y las condiciones contractulaes aprobadas por la SSN contienen diversas disposiciones orientadas en este sentido. Por ejemplo los artículos 70 y 72 de la Ley de Seguros hablan de la culpa grave, de la actitud del asegurado en términos de evitar o disminuir los daños, etc., llegando incluso a liberar al Asegurador (no pagar) según la gravedad de la falta de prevención o incumplimiento de los deberes impuestos al Asegurado por el contrato y por la ley.
El riesgo moral no puede eliminarse totalmente, pero un comportamiento previsor por parte de los Asegurados, incentivado por las disposiciones contractuales, conduce a mejores coberturas y primas mas bajas!