En los últimos años venimos escuchando cómo en el mundo, las nuevas modalidades de pago fueron ganando terreno. Poco a poco, y últimamente con mayor peso, estas nuevas variantes de pago con la que los consumidores eligen afrontar sus obligaciones fueron anclándose en nuestra vida cotidiana. Primero en los países más desarrollados, vimos como las operaciones transaccionales presenciales cedieron terreno ante las nuevas plataformas tecnológicas, que mediante operaciones sencillas y seguras fueron captando adeptos.

Esta tendencia hizo que los Bancos, Entidades Financieras, Desarrolladores, y otros, se vieran tentados a involucrarse en nuevas tecnologías, invirtiendo dinero y tiempo. Así fue como poco a poco fuimos incorporando a nuestra vida cotidiana palabras como Banca Móvil, Botón de pago, Billetera Virtual, POS MOVIL, etc.

En este contexto podemos ver cómo la tecnología se transforma en un facilitador que permite a los consumidores elegir el medio de pago que mejor se adapte a sus necesidades, ya sea otorgando mayor agilidad en sus operaciones, mayor brecha horaria al momento de efectuar un pago, la posibilidad de unificar cuentas y tarjetas en un solo lugar, poder efectuar pagos desde cualquier lugar del mundo y hasta brindarnos beneficios adicionales al pago como ser, descuentos o financiación. Hoy los usuarios pueden usar diferentes plataformas para afrontar sus obligaciones de pago, desde recargar un celular, pagar un servicio o transferir dinero a un amigo.

Estos cambios concretos van acompañados de políticas económicas que fomentan el desarrollo de las mismas. Los gobiernos entienden que estas herramientas traen consigo muchas ventajas y colaboran con sus finalidades políticas. Claramente un marco regulatorio adecuado es indispensable para el crecimiento del sistema electrónico de pago, la normativa debe proteger a los usuarios.

En el país una de las últimas medidas que acompañan esta tendencia, fue la emanada  del Banco Central, la cual permite hacer transferencias de dinero mediante el empleo de un “Alias” que reemplaza la utilización del CBU. Esta normativa tiene como finalidad principal facilitar a los usuarios la transferencia de dinero, es decir de un modo más sencillo y sin dejar de lado la seguridad en las operaciones, hoy podemos realizar cualquier tipo de pago sin necesidad de recordar los 22 dígitos que conforman nuestro CBU reemplazándolo por un Alias.

Esta y otras tantas medidas que se van dando en el mundo, van marcando una tendencia a la digitalización de los pagos, van marcando un camino donde el dinero físico deja de ser protagonista. ¿Hoy el mercado se pregunta cuánto dinero físico necesitamos? Los costos de almacenamiento, transporte, su relación con el delito (narcotráfico y terrorismo), la evasión fiscal, etcétera,  son factores que inciden al momento de dar una respuesta.-

Hoy son los gobiernos con sus políticas económicas y los usuarios demandando mayor facilidad y agilidad al momento de realizar un pago, los que van trazando un camino y marcando el ritmo de esta transformación, mientras que las empresas y comerciantes necesariamente  deberán acompañar este movimiento.

La industria de los pagos está atravesando una verdadera revolución, estableciendo las nuevas reglas de juego, y quien no lo entienda así, rápidamente podrá quedar fuera del sistema, ya que las nuevas generaciones, llevan incorporado en su ADN, el uso de los celulares, las tablets, y requieren de aquellos que les brindan un servicio la adecuación a lo nuevo en tecnología en todos los aspectos. Por eso todos debemos estar atentos a estos cambios, para poder competir en nuestra actividad.