Muchas veces cuando se pretende contratar un seguro de automóviles, el posible cliente se pone en contacto con un productor asesor de seguros y suele hacer consultas sobre coberturas relacionadas al casco del vehículo.

Preguntas tales como, ¿Si me roban una rueda estoy cubierto? ¿El seguro me cubre la rotura del parabrisas? ¿Qué pasa si le cae granizo a mi auto? no son para nada desacertadas, ya que se intenta proteger el patrimonio que tanto esfuerzo costó obtener el Automóvil.

Ahora bien, es la cobertura de casco la más importante? El máximo perjuicio que nos cubrirá será el valor del auto, para el supuesto de un siniestro total.

Pensamos alguna vez en el quebranto que nos provocaría no contar con un seguro de Responsabilidad Civil que ampare al conductor del vehículo por los daños a terceros que pueda ocasionar? En algún momento, analizamos que estos daños pueden tener que hacerse efectivo después de una cierta cantidad de años? La Compañía de Seguros a quien le confiamos nuestro patrimonio, existirá en ese momento?

Alternativa para cubrir nuestra Responsabilidad Civil

Para vehículos automotores y/o remolcados existen dos coberturas de Responsabilidad Civil:

  • El Seguro de Responsabilidad Civil Obligatorio, llamado SORC y
  • Seguro Voluntario de Responsabilidad Civil.

Ambas coberturas están destinadas a cubrir los daños a personas o cosas dentro del marco de la Ley de Tránsito 24.449, radicando básicamente su diferencia en los límites máximos que dichas coberturas contemplan en su Suma Asegurada.

Por cuál nos inclinamos?

Es obvio pensar que la importancia de la cobertura de Responsabilidad Civil se incrementa de acuerdo a la gravedad del accidente ocasionado.

Estas graves consecuencias, en donde juegan sumas importantes de dinero, son afrontadas por el seguro de Responsabilidad Civil.

 ¿Qué compañía elegir?

Una compañía con una eficaz política de transacción ante los reclamos, evita al asegurado un dolor de cabeza a futuro.

Normalmente cuando sucede un accidente, el damnificado se presenta a reclamar y se llega a un acuerdo, cerrándose el caso.

Ahora bien, si el acuerdo no es posible, entramos en una etapa prejudicial o judicial en la que nadie desea participar, ya que un juicio a largo plazo (como suele suceder con la justicia argentina), puede terminar trasladándose al propio asegurado si  la Compañía ya hubiera dejado de existir al momento de la sentencia, debiendo en tal caso afrontar las indemnizaciones y costas con su propio patrimonio.

El Productor de Seguros sería, en tal caso, quien puede ayudar al cliente a determinar cuáles son las que compañías apropiadas para afrontar este tipo de situaciones

De ahí la importancia de una buena compañía.